La Aldea Antigua

¿POR QUÉ SE DIVORCIAN LAS FRENCH?

Publicado en El Diario La Opinión el miércoles 25 de agosto de 1920

Julia French, bonita y espiritual dama newyorkina, ha solicitado el divorcio. Esta incidencia trivial, dentro del moderno concepto, pasaría inadvertida entre la polvareda de las dinastías en derrota y los magnos acontecimientos que absorben el interés público. Pero es el caso que Mrs. Le Roy French, su señora madre Paulina French Wagscall, su tía Elsa French Vanderbilt y dos representantes más de esta destacada familia han ocupado la atención de los jueces por la misma razón.

¿Por qué se divorcian las French? ¿Pesará sobre ellas una maldición bíblica semejante a la que impulsa a Ashaverus a un peregrinaje perpetuo?

La paz de la familia, la dulzura del hogar, la vida apacible, ¿serán frutos prohibidos para estas damas cuyas tendencias separatistas preocupan en la actualidad a los círculos aristocráticos del país del dólar?

Misterio. Paulina, la más bella, tiene también veleidades de escritora, tal vez para desmentir la añeja preocupación de que ello es patrimonio exclusivo de las feas, las desheredadas, a quién es la gracia de Dios no ha rozado siquiera con su ala luminosa.

Que no impulsan a la French motivos mezquinos, lo comprueba el hecho de haberse divorciado una de ellas de un Vanderbilt para contraer nuevas nupcias con un gallardo alférez de Marina.

Este gesto, muy propio de la nueva raza femenina que busca ansiosamente la felicidad en las fuentes del sentimiento y la razón, no nos da la clave de la manía divorcista de estas damas, quienes como para dar mayor impulso al tejer y destejer de la imaginación andariega: son bellas, exquisitamente femeninas y de buen criterio en las cosas generales de la vida.

Los divorcios de la French pudieran dar argumento a una interesante novela de costumbres.

Mujeres con ropa al estilo de los años 20. Nueva York, EE. UU.