Expresiones de la Aldea, San Luis

“BEBA VIVIÓ EN POESÍA”

Por Matías Gómez

La vocación de Beba Di Genaro estuvo nutrida desde la infancia. “Usted es poeta”, le dijo Antonio Esteban Agüero después de leer sus primeros poemas, a una Beba aún pequeña. Ese gesto la marcó tanto que la autora nacida en La Plata defendió los valores serranos con el mismo tono afirmativo y lúcido del “Capitán de Pájaros”. Incluso podría decirse que, desde la docencia y la radio, Beba amplió ese legado. Le dio banderas a la mujer puntana. En el prólogo de “Las Vírgenes negras”, escribió:

“Porque poseo la palabra suelta
y un corazón dispuesto a desnudarse
 porque renuncio al sigilo o la reserva
y aparto la cobarde invitación
para un callar cómodo y torpe
cuando pueblan mi sangre
multitudes de voces femeninas
que me aturden con sus silencios impecables”.

Tal convicción, también, provenía de las permanentes relecturas de “Cartas a un joven poeta”, de Rainer María Rilke, una de las obras que más le recomendaba Agüero cuando intercambiaba correspondencia con Beba y cuyo registro perdura en la Biblioteca Pública Digital de San Luis.

“Si su diario vivir le parece pobre, no le culpe a él. Acúsese usted mismo de no ser lo bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas. Pues para un espíritu creador no hay pobreza. Ni hay tampoco lugar alguno, que le parezca pobre o le sea indiferente”, aconseja Rilke allá por 1929.

Y con esa consigna, aunque más adaptada a un estilo menos solemne, María Haydeé en sus siete libros se preocupó por capturar emociones o paisajes con lupa, ritmo y valentía.

¿Pero de qué riquezas hablaba Rilke, cuáles tesoros o valores pudo redescubrir Beba con esa entrega a la lírica? Hoy, a casi seis años de su partida, esas respuestas se arman como rompecabezas entre los recuerdos de sus familiares.

“Todos los viernes se reunía con sus nietos para almorzar y les hacía la comida que cada uno elegía, les inventaba juegos, era muy ocurrente. Y una vez al mes cada hijo elegía una comida y nos juntábamos.

Siempre tenía alguna sorpresa. Todas las navidades la pasábamos con ella. Empezaba desde junio a comprar regalitos para toda la familia y escribía alguna frase. Esas frases, en papel, cuadros o banderines, están por todos lados en mi casa, en la puerta de la heladera, en las habitaciones, así que siempre la siento cerca”, contó su hija, María Gracia Belzunce quien interpretó a su mamá en el festival de Cosquín en enero del 2019.

“Soy la más parecida de mis hermanas. Cuando me pintaron y vistieron igual que ella estuve muy emocionada. Solía decirme que para empezar a escribir arrancara de una frase cualquiera. Si hoy le tuviera que escribir una carta le diría lo mismo que le dije una vez: no era una mamá común era muy especial y nos gustaba que fuera la poeta”, expresó.

Beba Di Genaro.

“Creo que la escritura la ayudó a desahogarse, por el dolor de la pérdida de su hijo mayor, y de sus padres. Todo lo que sentía: alegría, dolor, angustia, enojo, me atrevería a decir que todo lo escribía. Mamá vivía en poesía, vivía escribiendo. Su poesía fue desafiante en distintas épocas, escribía como mujer y para la mujer”, subrayó.

Beba llegó a San Luis a los cinco años. Desde entonces quedó deslumbrada con el paisaje y las costumbres provincianas. Es casi imposible acercarse a sus poemas sin sentir la respiración de El Trapiche, su refugio y atalaya, donde en 2013 arrojó:

“Desapareceremos si algún dios vegetal nos aniquila, / es la venganza/ de la madre natura/ por tanta humana desmesura/ en el desaire”.

Muchos de sus versos cifran esa comunión con los misterios naturales, como en Agüero. Sin embargo, por momentos, tomó distancia de aquella fuerza centrífuga vitalista y se ocupó de otros temas.

En vez de un tono épico, ensayó un diálogo confesional, humanamente vulnerable. Evocó la luz serrana y, al mismo tiempo, contempló abismos, contradicciones con cierta melancolía portuaria, influida tal vez por sus lecturas del portugués Fernando Pessoa. Y esa búsqueda se percibe en sus últimas producciones literarias.

“Considero que últimamente hay interés en la poesía de mi mamá. Hace poco un grupo de teatro me pidió permiso para hacer un video del poema ´Tengo ganas de hacer el amor esta noche´ para un concurso. Me sorprendo y me alegro cuando pasan estas cosas porque ella deseaba ser escuchada”, indicó María Gracia.

Algunas de las pasiones que movilizaron a Beba todavía permanecen en textos inéditos que la familia planea publicar. Mientras tanto, la autora que murió en marzo de 2015 dejó una clave de lectura para acercarse por primera vez a sus poemas o retomar su indagación:

“Hay una insoslayable biografía en la enumeración/ que llevan fecha y firma: mis deseos”.

(Primera parte)