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¿Cómo seguimos?

Las artistas no son la excepción en cuanto a las dificultades que enfrentan las mujeres al ocupar un lugar en la sociedad. Actualmente, mantener lo que se ha logrado y aumentar la visibilidad continúa siendo un desafío

Por Adriana Toledo Pedroza

Nosotras, las mujeres artistas, nos preguntamos cada día si es necesario seguir blandiendo la bandera de la Mujer en el Arte y la respuesta siempre es: Sí. No es menor que los eruditos de la Historia del Arte nos haya invisibilizado o reducido a musas u objeto de exhibición en nuestras más puras desnudeces, ni que desaparecieran nuestros nombres, ni que algunas sufrieran torturas sólo por “ser”, como datos desordenados de una realidad compleja cuya totalidad resulta muy difícil de aprehender. 

Entonces podríamos entender que estamos en pie de guerra, una furiosa desde sus entrañas, que, si fuera entre hombres, podría ser trágicamente sangrienta y siguiendo las palabras de Antonio Berni, cuando afirmaba “todo arte es político”, sabemos que siempre es momento de actuar y la paridad continúa siendo un objetivo a cumplir.

La pregunta es: ¿cómo las artistas actuales podemos rellenar ese 50% de Historia del Arte que nos falta? Y como es de imaginar, la respuesta está en las mismas genias que intentaron silenciar, esos nombres femeninos que a día se descubren desde el arcón de la historia.

Desde la pintora italiana del Renacimiento Sofonisba Anguissola que de manera firme y sigilosa llena abiertamente de seducción su obra La dama del armiño, atribuida al Greco. La generosidad de la pintora barroca y docente en Arte Elisabetta Sirani que llevó sus conocimientos a las jóvenes que quisieran. O las pioneras del arte abstracto, que evidencian la realidad de la existencia de energías espirituales y la mística, cómo Georgiana Houghton,nacida en Las Palmas de Gran Canaria, la sueca Hilma Af Klint (1862 -1944) o la suiza Emma Kunz (1892-1963), quien además era reconocida por lograr la “curación del cuerpo y alma” con su visión pictórica, filosófica y metafísica.

Las maestras del impresionismo y La Belle Époque que demostraron tener una intensa sensibilidad expresiva, representando nuestras verdades, nuestras complejidades, estas realidades múltiples y cambiantes que vivimos cotidianamente de una manera nunca antes contada.

La valentía de Florine Stettheimer al pintar el primer autorretrato desnudo de la historia del arte. Las expresionistas abstractas de la Escuela de Nueva York de después de la Gran Guerra nos enseñan a vibrar y liberar sus sensaciones de una manera revolucionaria. Respetar sus anomalías, generando cambios continuos en el lenguaje y alterando la realidad en cada obra.

Sin olvidarnos de las fundadoras del Arte feminista, de finales de los sesenta y principio de los setenta, que llaman la atención sobre las violencias caseras, sociales y políticas en el momento justo que los vientos de disolución de los grandes relatos y el fin de la historia, tal como había sido contada, disputaban también su sitio.

En la Argentina hay artistas de diferentes épocas que se comprometieron con su posición, como Leonora Fini, que pudo pintar a la mujer dueña de su deseo y en una actitud poderosa y provocativa. Raquel Forner que cargó sus obras con una pasión desmedida, es quizás una de las artistas que fue reconocida en su momento (tal vez para ser la regla que confirma la norma).

“Evolución”, pintura de la artista plástica Majo de la Torre (Óleo sobre lienzo).

En 1971 la historiadora del arte estadounidense Linda Nochlin  se preguntó: “¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?” en un ensayo que abrió la caja de Pandora. Así se empezaron a reconocer estas mujeres, cada una con su compromiso hecho obra. Nos orientaron hacia los grandes temas de interés general, el amor, la muerte, el heroísmo, el sufrimiento, la propia historia, nuestros cuerpos y sus circunstancias, construcciones y deconstrucciones familiares y todas esas cuestiones que nos hacen plenamente humanas.

En San Luis

En San Luis tenemos importantes artistas que desde sus atelieres se expresan desde la pasión y posición de ser mujer, a intervenir desde sus obras con trabajos de una creciente complejidad a la vez que de una alta implicación en defensa de sus valores. Solo por mencionar algunas, encontramos a Andreina Benitez que desde Merlo crea sus obras honrando a las mujeres que marchan defendiendo sus derechos. Las fotógrafas Delia Ponce y Eugenia Paone, exponen sus sensibilidades más íntimas, creando diosas, musas fuertes y a la vez vibrantes. Fabiola Tempestini que nos enseña que el dolor es el capital de la experiencia y desarrolla sus trabajos, producto de un cavilar introspectivo, íntimo y profundo. 

Otro tema no menor es nuestro envase, este cuerpo que cada uno fue moldando a fuerzas de vivir la vida y que es uno de los temas que las artistas Silvana Spagnotto, Carina Levin y Las Guarangas, la Colectiva de Mujeres Artistas que crearon un vínculo de trabajo y contención que se arenga bajo premisas feministas. O las obras de Celina Mundet, simbolismos cargados de dulce furia implícita, de sensualidad, de pasiones que la artista mercedina cose, corta e hilvana creando íconos. Las artistas Majo de La Torre, de La Toma, Anabel Ortiz de Mercedes y Lucía Elena Arce de San Luis, juegan con la imaginería del Pop para crear mujeres empoderadas. Todas ellas nos orientan hacia los grandes temas de interés general, el amor, la muerte, el heroísmo, el sufrimiento, la propia historia, nuestros cuerpos y sus circunstancias, construcciones y deconstrucciones familiares y todas esos cuestionamientos que sacuden nuestra esencia humana.

Son importantes las acciones concientizantes que realizan la artista Nora Román,  el colectivo que creó la muestra colectiva “Arte x Mujeres” o “Mujeres que pintan Merlo” en la Villa homónima o bien la muestra colectiva “Brillos” que se realizó en el espacio “Los Ojos de La Vía” que influyen desde las acciones tanto creativas como culturales. 

En mi serie “Sin huevos”, con material reciclado y maples de huevos creé mi propio ajedrez conformando un Olimpo de Diosas, que representa características de las mujeres, que en la historia de la humanidad destacaron, a pesar de los frenos de la sociedad patriarcal. Se visualiza una Reina llena de sensualidad y erotismo, al Rey lo reemplacé con la Seguridad, las Torres son “La Creatividad” y “La Ciencia”, los caballos son “La dualidad” y “La maternidad” y a los alfiles los reemplaza “La Magia” y “La Mística”, un humilde homenaje en agradecimiento a aquellas que allanaron el camino como guerreras o diosas, a las que hoy les debemos la posibilidad de crear y exhibirnos sin pudor, en todas las áreas que se nos ocurran.

No sabemos cuáles son los avatares o factores, para que una obra o un artista obtenga o no consagración en el tema o provoque el cambio que se necesita. Pero considero labor preponderante no callar, empezar a valorar y confiar de que cada marca ejerce una fuerza, porque como dice la artista argentina Andrea Giunta: “El arte no tiene el poder de terminar con los femicidios ni con la impunidad de los asesinos, pero sí tiene un poder simbólico”.

En búsqueda de esos símbolos necesarios hay obviamente otras artistas de nuestra provincia que ya hicieron o están en el proceso de visibilizar obras que signifiquen y valoren a la mujer. Estamos convencidas de que tenemos el potencial de crear un cambio profundo en el mundo que nos rodea.

Gota a gota se llena un mar, desafiando estereotipos, dándole sentido mediante prácticas creativas a los sinsentidos, a aquello que nos duele y rompe en mil pedazos o que nos multiplica hasta el infinito, promoviendo la libertad que lograríamos con la igualdad de género, la actitud de búsqueda y reinvención permanente de toda mujer que se precie.

Un proceso más lento de lo que necesitamos sucede y no se detiene. Todas estas convicciones me comprometen a seguir la noción de revolución y el cambio hasta que deje de ser utopía. Como una publicidad de mi infancia, has recorrido un largo camino muchacha… Y lo mejor es que queda mucho camino por recorrer.

Serie “Mujeres que marchan”, de Andreina Benitez (acrílico).