Expresiones de la Aldea, San Luis, Tertulias de la Aldea

EL ÚLTIMO CHOQUE

Por Roberto Tessi

La tendenciosa visión de los historiadores de la época llamó a este incidente con el título de “El último Malón”, aprovechando la repercusión que estas noticias tenían en Buenos Aires. La investigación del bisoño historiador local, don Arnulfo Soria, maestro jubilado de la Escuela Nº 242, determinó que el 21 de enero de 1864 fue el último choque entre guerreros ranqueles junto a un remanente de la tropa de gauchos que supo ser del caudillo riojano Ángel Peñaloza y ahora, después de las derrotas sufridas en los combates de de “Chañaral Negro”, “Casas Viejas” y “Chaján”, se agruparon bajo el mando de Juan Gregorio Puebla, un lugarteniente del Chacho famoso por su valentía y arrojo en batallas.

No obstante la prensa del puerto, influenciada por Mitre, lo presentó en la crónica posterior como un bandolero y un facineroso, jefe de un grupo de gauchos alzados, y no como lo que eran: un grupo de hombres derrotados, perseguidos y muertos de hambre a los que les era incomprensible cómo con el artilugio de las carabinas y trabucos los venían diezmando en cada encontronazo.

El 21 de enero de 1864 fue el último choque entre guerreros ranqueles junto a un remanente de la tropa de gauchos que supo ser del caudillo riojano Ángel Peñaloza y ahora, después de las derrotas sufridas en los combates de de “Chañaral Negro”, “Casas Viejas” y “Chaján”, se agruparon bajo el mando de Juan Gregorio Puebla, un lugarteniente del Chacho famoso por su valentía y arrojo en batallas

A la población del nuevo asentamiento le había llegado la versión de que en un “parlamento” de varios loncos ranqueles que juntaban 3000 lanzas, más este remanente de gauchos “alzados”, se preparaban para un gran Malón contra el Primer Fuerte Constitucional, y que había cambiado por el nombre de Villa de las Mercedes.

El jefe de la pequeña guarnición era el Coronel José Iseas, un militar que se había iniciado con Facundo Quiroga. Por su fama de duro y de una crueldad sin límites con sus enemigos, era odiado y temido por los gauchos de muchas provincias cercanas como La Rioja, Córdoba, San Juan, Mendoza y San Luis, sobre todo por su uso de la estaqueada como corrector y el ajusticiamiento de prisioneros, en especial de los indios.

José Iseas, gobernante de Villa Mercedes, provincia de San Luis.


El rencor a este Coronel fue el factor determinante para que eligieran la naciente Villa para su ataque, pidiendo el caciquejo a viva voz que se presentara Iseas para pagar su traición al Chacho retándolo a duelo, mano a mano, mientras revoleaba ese poncho que alguna vez fuera colorado. A todo esto Iseas había dejado instrucciones para que los vecinos se atrincheraran detrás de una elemental empalizada levantada en la intersección de las actuales calles Riobamba y Balcarce, mientras él y un grupo de soldados se alejó al norte para buscar animales y reagruparse, por las dudas (según muchos, dicho con sorna), en voz baja. La certera puntería de un vecino poseedor de un moderno fusil, de un único disparo en la cabeza, lo bajó del caballo al Montonero Juan Gregorio Pueblas, Teniente del General Ángel Vicente Peñaloza, caudillo Federal, conocido como el “Chacho”,poniendo fin a su vida.

El temor a que apareciera el propio Mariano Rosas al frente de sus miles de lanceros hizo que nadie festejara esta muerte, y que por orden de Iseas quedara varios días tirado el cadáver en la vereda de la Plaza de la Manzana Nº 1 (hoy Plaza Lafinur) a la vista de la gente y para que le perdieran el miedo. No obstante, por las dudas algunas mujeres, en su paso para la capilla, se persignaban al pasar por el lugar con reverencial respeto… Así cerraba el relato el apasionado historiador Soria, que no podía ocultar sus simpatías ni sus rencores.