Acta desaparecida
Por José Villegas
Fundador Eminente, Acta Ausente, Encomienda Presente.
Luego haber considerado necesaria una breve descripción de la Encomienda, retomo la cuestión del Acta desaparecida. Sin la tenencia de este documento fundacional, los encomenderos de Mendoza y Santiago se aseguraban ante las autoridades supremas coloniales el desconocimiento por parte de aquellas, del status o rango de Ciudad Cabildo que San Luis tenía.
De modo que los funcionarios capitulares puntanos, sin poder exhibir la documentación oficial, garante de esta cierta soberanía para ejercer derechos, estaban impedidos de elevar las quejas correspondientes a los pertinentes funcionarios superiores. Así los encomenderos usurpadores podrían disponer de bienes, tierras y siervos (o sea nuestros habitantes originarios), a discreción.
De modo probatorio, con la intención de corroborar lo que decimos, pongo a disposición de nuestros lectores un documento estremecedor y por demás esclarecedor escrito por el obispo de Santiago de Chile, Francisco de Salcedo, el 16 de mayo de 1626, por el cual testimonia consternado lo siguiente:
“Habiendo visitado las ciudades de San Juan, Mendoza y el Valle Fértil y Capayanes, en la provincia de Cuyo y esta ciudad de Santiago, hemos hallado por dicha visita y memoriales que nos han dado personas de experiencia y temerosos de Dios, que es caso de llorar lágrimas ver que a más de 60 años que las dichas ciudades están pobladas y por estar y asistir los vecinos encomenderos a esta de Santiago y Coquimbo, traen la tercia parte de los indios que tienen encomendados, para servirse de ellos y alquilarlos para edificar casas y hacer adobes y otros menesteres más trabajosos…” “…muchos vienen forzados de más de 100 leguas, desamparando sus mujeres e hijos, pasando a esta tierra por temples contrarios a los de su patria y naturaleza, y no los dejan volver a ella hasta que dando lugar las nieves de la cordillera, se vuelven sin licencia de sus encomenderos, y otras veces en tiempos de invierno, sabiendo que no han de enviar a prenderlos, se van a sus tierras huyendo, de que ha resultado de haberse helado por pasar las cordilleras nevadas, como hoy se ven los cadáveres en las cuevas, donde se habían refugiado para repararse de las inclemencias del tiempo. Los indios, para no ser conducidos a Chile, huyen y se esconden en los montes y en las lagunas; pero sus perseguidores cuando los encuentran, los meten en collera y los traen pereciendo de sed y hambre. Y trayéndolos acollarados ha acontecido que, muriéndose uno de los dichos indios, por no soltar a los demás, para sacar al difunto le han cortado las manos”
No obstante, luego de lo escrito (y hay mucho más), en esta columna, teniendo en cuenta que para los revisionistas (corriente historiográfica a la que pertenezco) las hermenéuticas no son absolutas, en esta cuestión de la fundación de San Luis existen aún controversias. Si bien algunos resultados de la pesquisa histórica ya son incontrastables, hay una asignatura pendiente que deberá ser necesariamente objeto de interés para las nuevas generaciones de historiadores puntanos y puntanas: continuar con la búsqueda del Acta fundacional ausente.
(*) Entrega final