San Luis, Tertulias de la Aldea

A LOS BIBLIOTECARIOS

Por José Villegas

El 13 de setiembre 1810 “La Gazeta” publicaba un artículo titulado “El objeto de la Educación”. En él, su autor, cuyo seudónimo era “Veritas” nos habla de la importancia de la biblioteca como complemento fundamental en la tarea educativa. Una biblioteca preserva al libro, y para él, el libro es fundamental como instrumento esencial en la lucha contra la ignorancia.

Acompañando a aquella columna brillante y esclarecedora, un Decreto que disponía la creación de la “Biblioteca Pública de Buenos Aires” (luego será la actual Biblioteca Nacional) y creación de bibliotecas en todo el nuevo territorio de la patria. Así, en “La Gazeta de Buenos Aires” se anunciaba la creación de esta primera biblioteca y los nombramientos de Dr. Saturnino Segurola (1776-1854) y Fray Cayetano Rodríguez (1761-1823) como los primeros bibliotecarios oficiales  de la República.

Ese Decreto venía firmado por el Secretario de Gobierno y Guerra de la Junta, el Dr. Mariano Moreno, el mismo que firmaba sus artículos en aquel primer periódico como “Veritas”. Pero para que el pueblo se informase había que crear primero el instrumento de difusión. Y para ello, aquel revolucionario insigne ya había creado el primer órgano oficial de difusión de ideas y acciones del nuevo gobierno tres meses antes: “La Gazeta de Buenos Aires”

En diciembre de 1982, quien esto escribe obtenía el título de Bibliotecario Nacional en la carrera de Bibliotecología en la provincia de San Juan. Una rareza académica. Cuando regresé a San Luis me convertí en el segundo bibliotecario graduado en toda la provincia. La primera fue mi entonces colega y amiga Malena Aversa, quien ya lo había obtenido en La Plata. Así fue que con mis 24 años recién cumplidos obtuve en 1984, por concurso público, mi cargo de Director de la Biblioteca de mi querida Escuela Normal “Juan Pascual Pringles”, que ya en aquella época era centenaria y poseía cerca de 30.000 volúmenes.

En aquel momento aún no se daba lo que hoy es una controversia. La biblioteca adquiere, procesa, guarda, preserva y difunde al libro. Y, aunque hoy las bibliotecas también tenemos libros digitales, no coincidimos con aquellos que plantean el fin del libro impreso y de las bibliotecas que “pronto estarán abandonadas, llenas de telas de araña, ratas y polvo”. Es por ello que me veo en la necesidad de aclarar, o al menos advertir, que el libro digital no es la superación del libro papel, es un complemento. Juntos van coexistiendo en el devenir del hombre, sencillamente porque tienen un mismo objetivo, pero no son iguales.

Y, ¿cuáles son las diferencias que todos los que leemos percibimos?: el libro es el instrumento más perfecto de todos los medios de comunicación del conocimiento. Nos hace recurrir a nosotros mismos, nos hace desarrollar nuestra imaginación y capacidad intelectual como ningún otro medio, pertenece al mundo de los objetos, es tangible, permite que lo manipulemos de mil formas, lo que lo hace diferente al mensaje virtual del libro digital. Es perdurable e intemporal y, lo más increíble y llamativo de todos estos conceptos quizá sea que el libro, es susceptible de afecto.

El libro entonces, satisface en gran medida la necesidad del hombre de “comunicarse con el otro”, transmitir conocimiento, mensajes, preguntas y respuestas, dilemas y controversias. ¿Y cómo evolucionó? tiene su origen en los comienzos de la pre-historia de la humanidad. Pongo a disposición de nuestros/as lectores/as en forma resumida y simple, el desarrollo cronológico (sólo con palabras indicativas de un segmento histórico), del libro: GESTO – SIGNO – SÍMBOLO – LENGUAJE GUTURAL – PALABRA – PICTOGRAFÍA – ESTELA – TABLILLA – PAPIRO – PERGAMINO – PAPEL – PLANCHAS MANUSCRITAS – PLANCHAS IMPRESAS CON TIPOS FIJOS DE MADERA Y TINTA – LIBRO MANUSCRITO – LIBRO IMPRESO – LIBRO DIGITAL VIRTUAL.

¿Dónde ha sido posible conservar y preservar la palabra escrita y virtual? En la biblioteca.

Saturnino del Corazón de Jesús Segurola y Lezica (1776-1854) fue un sacerdote argentino, director de la Biblioteca Nacional.