La Aldea y el Mundo, Notas Centrales, Sin categoría

UNA HISTORIA ANTIGUA

La inmigración india a Gran Bretaña: un fenómeno de grandes implicancias que se hace más presente hoy

Por Guillermo Genini

Aldea Contemporánea

La asunción de Rishi Sunak como Primer Ministro del Reino Unido de Gran Bretaña, en octubre de 2022, llamó la atención sobre la composición étnica de la población inglesa, ya que por primera vez su gobierno será dirigido por una persona no blanca, en este caso de origen indio. Su presencia dentro de la dirigencia del Partido Conservador no es una excepción: figuras como las de Suella Braverman, de origen indio-keniata, Ministra del Interior y Sajid Javid, de origen paquistaní, como Ministro de Hacienda, se han hecho habituales en la política británica. Esta realidad es un emergente de un fenómeno que comenzó a fines del siglo XIX y que tuvo una constante presencia durante todo el siglo XX con algunas variables: la inmigración hacia Gran Bretaña de personas y familias pertenecientes a su inmenso imperio colonial, especialmente del Indiostán.

Analicemos el origen y proyección de este fenómeno.

Los primeros migrantes

La inmigración ha sido una constante en la conducta humana a lo largo de la historia. Sin embargo, cabe señalar que por largos siglos se produjo en forma voluntaria y, en innumerables casos, de manera forzada. Así debe entenderse a la esclavitud y el comercio de esclavos que movilizó a millones de personas que eran capturadas para ser vendidas en lejanos mercados. Pero con los cambios producidos por la Revolución Industrial y la ampliación del mercado mundial, la esclavitud dejó de ser aceptable, por razones morales y económicas, como mecanismo para la obtención de mano de obra.

Gran Bretaña, dueña del mayor imperio colonial del siglo XIX, pronto encontró una solución eficiente y económica. Desde mediados de ese siglo, los esclavos fueron reemplazados por trabajadores bajo contrato como la principal fuente de fuerza de trabajo para trabajar en plantaciones, puertos, ferrocarriles y construcciones. Las autoridades coloniales británicas comenzaron a reclutar trabajadores del subcontinente indio para las plantaciones de azúcar en el Caribe, para las minas sudafricanas, para la construcción de ferrocarriles en el este de África o como cargadores en los puertos de Australia y Oceanía.

Si bien los británicos contrataban también chinos y malayos, la mayoría provenía del Indostán, región hoy desaparecida que incluía los actuales territorios de India, Paquistán, Bangladés, Nepal y Sri Lanka, por entonces todas colonias inglesas. Esta región reunía dos condiciones específicas para servir de base para un gran movimiento de emigración con alcance mundial: estaba muy poblada y existía un incentivo para dejar la tierra natal.

Los trabajadores bajo contrato estaban obligados a servir en condiciones estrictas por varios años. Si bien los sueldos y las condiciones del trabajo eran bastante pobres, pues los trabajadores estaban sujetos a una rígida disciplina y los salarios eran bajos, el trabajo en ultramar ofrecía una oportunidad de escapar de la pobreza y la represión que caracterizaba la vida de las clases bajas del sistema de castas en India.

Así, muchos trabajadores pobres y no calificados prefirieron salir del Indostán como trabajadores bajo contrato con la esperanza de que, una vez cumplido su compromiso legal, pudieran quedarse como residentes o como colonos libres en el este o sur de África, el Caribe o en alguna región del sudeste de Asia u Oceanía, donde pudieran lograr derechos civiles, obtener tierras o establecer negocios.

Este fenómeno primeramente fue intercolonial dentro del Imperio Británico, pues la población de Gran Bretaña hasta fines del siglo XIX se mostraba aún con fuertes signos de crecimiento demográfico. Sin embargo, una práctica habitual del Indostán comenzó a aparecer entre los funcionarios y militares que servían en esa parte del Imperio. Era común que a los británicos de cierto rango que servían en la India se les asignaran sirvientes o asistentes locales para su servicio personal. Estos se acostumbraron a ese trato y cuando terminaba su período de prestación en las colonias, gestionaban su arribo a Gran Bretaña en donde siguieron cumpliendo funciones como asistentes o personal doméstico. Quien se hizo eco de esta práctica fue la propia Reina Victoria.

Servidumbre real

Siendo la Victoria también emperatriz de la India, en 1887 manifestó su deseo de ser servida por súbditos de la India. Los encargados de cumplir ese deseo fueron el oficial John Tyler, del Servicio Británico en la India, y el General Thomas Dennehy, miembro de la Casa Real.

Los seleccionados fueron dos jóvenes indios musulmanes, Mohammed Buksh y Mohammed Abdul Karim. Supuestamente el contrato de estos dos sirvientes era temporal, pero Victoria se habituó a su presencia y uno de ellos, Karim, permaneció junto a ella hasta su muerte, en 1901. Karim fue nombrado “Munshi» o maestro de la Reina, a quien le enseñó el idioma urdu y gran parte de la cultura y hábitos de la India.

Pese a las sospechas y resistencias que despertaba que un indio se convirtiera en asistente y confidente de la Reina, su presencia fue tolerada por la familia real, en un ambiente fuertemente racista como el que imperaba en la Gran Bretaña del siglo XIX. Es por ello que el mismo día que murió Victoria, Karim y su familia fueron expulsados del palacio real y enviados de regreso a la India.  

Durante la primera mitad del siglo XX la presencia de inmigrantes del Indostán se hizo cada vez más frecuente, impulsada por una caída en la tasa de natalidad de los británicos y en una mejoría general de sus condiciones de vida, por lo que muchas tareas que no deseaban realizar eran cubiertas por trabajadores de las colonias.

A ello se agregó la llegada de soldados del Indostán a Gran Bretaña para pelear durante la Primera y Segunda Guerra Mundial.  Pero fue después de 1945, cuando este fenómeno tomó mayor relevancia. Pese a que continuó un fuerte rechazo a la presencia de población no blanca en Gran Bretaña por motivos raciales, la política migratoria del Gobierno de Londres favoreció la llegada de trabajadores de sus colonias.

Consideraba que su aporte a la economía y su conocimiento del idioma, costumbres e instituciones británicas eran aspectos favorables. Los inmigrantes de la India y Paquistán fueron la mayoría, pues contaban con un nivel educativo relativamente alto, estaban dispuestos a aceptar trabajos con bajos salarios y se incorporaban rápidamente a la vida institucional británica sin mayores cuestionamientos.

Los súbditos de la corona

Tras la independencia de la India y Paquistán en 1948, y de otras colonias británicas de Asia y África en años posteriores, la inmigración hacia Gran Bretaña se aceleró. Muchos de estos inmigrantes del Indostán que llegaron después de la Segunda Guerra Mundial, ya desempeñaban funciones al servicio en el Imperio Británico en India, Paquistán, Malasia, Kenia, Uganda, Mauricio, Tanzania y otros territorios, y prefirieron dejar sus empleos y lugares de residencia en estos nuevos estados para seguir vinculados al mundo cultural británico directamente.

La política migratoria británica favoreció esta llegada, pues las autoridades gubernamentales prefirieron a inmigrantes que ya tuvieran incorporadas conductas compatibles con la población inglesa, ante el bajo crecimiento demográfico interno. Es por ello que aceptaron la incorporación de “trabajadores huéspedes” provenientes de la Comunidad Británica de Naciones o Commonwealth y establecieron programas de reunificación familiar para aquellos migrantes que tuvieran el antiguo status de “súbditos de la corona”, como lo eran muchos servidores indios y paquistaníes del Imperio Británico. Hacia 1960 se estimaba que residían legalmente en Gran Bretaña unos 90.000 indios a lo que habría que agregar una cifra semejante para otras comunidades de origen colonial.

Sin embargo, la naturaleza de esta parte de la “diáspora india” fue cambiando con los años. Hasta mediados del siglo XX ingresaron a Gran Bretaña trabajadores con poca calificación y capital, que se emplearon en tiendas, confecciones de ropa, ferrocarriles y servicios militares. Pero hacia 1960 esta tendencia cambió pues los nuevos migrantes tuvieron cada vez más mejores niveles educativos.

Así comenzaron a incrementarse la presencia de enfermeros y médicos, pues el sistema formador de India fue homologado por el Servicio Sanitario Británico, inversores, financistas y abogados. A ello contribuyó la sanción del decreto sobre los inmigrantes a la Comunidad de 1962, que limitó las autorizaciones laborales para poder ingresar a Gran Bretaña.

Simultáneamente la emigración india y paquistaní sin calificación se dirigió a Arabia Saudita y otros estados del Golfo Pérsico que requería gran cantidad de mano de obra para sostener el boom petrolero.

Esta tendencia se vio favorecida por la vinculación académica entre Gran Bretaña y la India, que, si bien provenía de largo tiempo atrás, el desarrollo del sistema universitario indio amplió enormemente por medio intercambios de docentes y científicos. Cabe recordar, por ejemplo, que Mahatma Gandhi estudió leyes la University College de Londres a fines del siglo XIX por ser miembro de una rica familia al servicio de los británicos, pero hacia la década de 1970 fueron cada vez más comunes la presencia de estudiantes y profesores de origen indio en colegios y universidades británicas.

De la colonia al imperio

Dentro de estas características puede situarse la figura de Rishi Sunak. Su abuelo paterno, Ramdas Sunak, nació la ciudad de Gujranwala en la región del Punjab, actualmente Paquistán y su abuela paterna, Suhag Rani, en la ciudad de Delhi en la India. En 1935 se trasladaron a Nairobi, por entonces capital del Protectorado Británico de Kenia, en África Oriental donde Ramdas era empleado administrativo. Gracias a esta posición pudo emigrar a Gran Bretaña con su esposa e hijos. S

u familia materna era originaria de indios también del Punjab residentes en Tanganica, actual Tanzania, en donde su abuelo era funcionario fiscal y pudieron emigrar a Gran Bretaña en la década 1960. Así los padres del actual Primer Ministro, nacieron en suelo africano de padres inmigrantes indios.

Su padre, Yashvir Sunak, estudió medicina y ejerció como médico general en Southampton. Su madre Usha Sunak, estudió farmacéutica y administró por varios años una farmacia local.  De este matrimonio británico de origen indio, nació en 1980 Rishi Sunak.

Gracias al esfuerzo económico de sus padres pudo asistir a un colegio privado en Winchester y cursar estudios de Política y Economía en el Lincoln College en Oxford, donde se graduó en 2001. Posteriormente Rishi realizó un máster de Gestión Empresarial en la Universidad de Stanford en Estados Unidos en donde conoció a Akshata Murty (hija del multimillonario indio Narayana Murty, el fundador de la empresa informática Infosys) con quien se casó en 2009. Poco después inició su brillante carrera política.

De esta manera la presencia de Rishi Sunak y su historia familiar simbolizan el origen, progreso y aporte del mayor grupo migrante en Gran Bretaña de la actualidad que está representado por 1,5 millones de personas, poco más del 2% del total de la población británica, que étnica y culturalmente proviene de India.