Expresiones de la Aldea, San Luis, Tertulias de la Aldea

Las calderas del Hogar Escuela

Por Sebastián Reynoso

En el año 1979 el deporte en nuestra provincia picaba en punta, y deportes como el cestoball ya eran muy conocidos y despertaban la pasión no solo de jugadoras, técnicas y dirigentes, sino también del público en general.

En el mismo año se abrió la inscripción para jugar el Campeonato Argentino de Cestoball en la provincia de San Luis, por lo que las inscripciones caían como lluvia, y la pregunta que se hacía toda la comisión de deporte era: ¿dónde alojamos a todos esos equipos de deportistas que vendrán a participar?

En ese momento la ciudad no contaba con tanta capacidad hotelera para albergar a tantos  visitantes, en este caso deportistas, entonces al matrimonio de Mirta y Horacio Imberti, quienes lideraban la comisión de deportes del cestoball en la ciudad, se les ocurrió un plan.

Se pusieron en contacto con los directivos del Hogar Escuela para solicitarles las instalaciones y desde la institución les dijeron que sí, que hasta 1200 personas se podían alojar, tenían cama para dormir y todo lo demás, o sea espacio físico para desayunar y almorzar, el único problema que había era que las instalaciones no tenían caldera, como consecuencia la cocina y el baño estaban sin agua caliente, las deportistas no se podrían bañar ni tampoco se les iba a poder preparar desayuno ni almuerzo.

Entonces se pidió una audiencia con el gobernador que en ese momento era Francisco Sáenz de Mena, al cual se le explicó la situación, había una intención de jugar el argentino de cestoball en la provincia y que la ciudad de Villa Mercedes sería sede, vendrían deportistas de todo el país, pero que en el lugar donde se los alojaría no tenía caldera.

Entonces necesitaban que se coloque una caldera nueva para que el argentino se pudiera realizar en el mes de junio y julio de ese año 1979. En ese instante el gobernador de la provincia de San Luis respondió de una manera risueña diciendo “bueno pero quién necesita una bañera, nadie se ha muerto por no bañarse”, el presidente de la comisión, el contador Horacio Imberti, le contestó, entonces cuando esto produzca una epidemia por no bañarse seguramente nos vamos a acordar de su frase.

En ese mismo instante el gobernador se retractó y afirmando que hablaba en broma, a continuación en la reunión anunció que el Hogar Escuela iba a tener su caldera. Fue gracias al cestoball que se puso la caldera y es la misma que hasta la fecha funciona en ese lugar.

Se pudo calefaccionar toda la escuela, en ese torneo se le pudo dar de comer a más de 1000 personas, entre jugadoras, cuerpo técnico, dirigentes, árbitros y demás. Siempre con la ayuda de mucha gente, se recuerda con mucho cariño la buena acogida del público, el Palacio de los Deportes todavía tenía en sus tribunas las tarimas de madera y noche a noche se llenaba para alentar a nuestra selección de San Luis.

Una de las cosas que el cestoball mostró fue su solidaridad, en ese campeonato todo lo que se recaudó en dinero, lógicamente la confederación iba al 50 por ciento y el otro 50 la federación local de cestoball, esta última donó su parte a las instituciones de bien público, como al Hogar Escuela, al policlínico entre otras, y eso fue una manera de devolverle a la sociedad lo que la sociedad había aportado para que se pudiera realizar ese campeonato argentino.

Pelota al Cesto es un deporte que surgió en 1903 por iniciativa del profesor de educación física Enrique Romero Brest.