Expresiones de la Aldea, Tertulias de la Aldea

TOLDERÍAS, FRONTERAS Y POLÍTICA

Por José Villegas (*)

El 4° Elemento:
Volver

Después de seis largos y experimentados años, donde nunca faltó la melancolía del desarraigo, los hermanos Saá vuelven a San Luis. 

En octubre de 1846, el gobernador Pablo Lucero firma el decreto por el cual se indulta a Juan, Felipe y Francisco Saá, Gregorio Domínguez, Felipe Malbrán y Manuel Baigorria. Más, como ya lo hemos dicho, éste último rechaza el indulto y maldice a sus compañeros de exilio una vez que estos deciden volver. Atrás quedaban, las maloqueadas, los parlamentos, las bravuconadas respondidas, las enseñanzas de Payné, el afecto del “peñí” Mariano.

Pero volver implicaba dos opciones: olvidarse forzosamente de las aventuras o desventuras vividas, o comprender el significado de una experiencia formidable que, además, dejaba una enseñanza clave, estratégica sobre aquellos conceptos de “civilización” y “barbarie” que, en la segunda mitad del siglo XIX, Juan Saá se hará cargo de tener muy presente.

Nociones Básicas de Antropología

Antes de entrar en el desarrollo de la vida de los hermanos Saá en la “sociedad civilizada”, se hace necesario exponer algunos análisis que, desde el punto de vista antropológico y sociológico, nos harán falta para comprender  porque algunos de nuestros “próceres impolutos”, fueron partidarios de la “civilización”, frente a la “barbarie” representada por nuestros caudillos federales. Aunque no seamos especialistas en la materia, nos hemos dado cuenta que, con sólo usar el sentido común, podemos entender perfectamente los conceptos que se vierten en los siguientes textos.

Y es que, como lo plantea Marisa Moyano en el libro “Ranqueles, del Silencio a la Palabra”, “la dicotomía se plantea (según los europeos) en una asociación de la idea de “barbarie” con la de pueblos “primitivos” y “retrasados” frente a la marcha y el desarrollo progresivo de la Historia.

Con ello se instituye una interpretación diacrónica de la historia sobre el propio presente según la escala alcanzada en función de la idea de “progreso” entronizada como parámetro. Asimismo, en esta dimensión temporal del funcionamiento de la dicotomía, los sectores históricos, políticas y sociales que en la lucha política son percibidos como antagónicos al “modelo civilizado” serán valorados como política e históricamente rezagados, como representantes del “atraso” y la “barbarie” que el estadio “civilizado” lucha por superar”.

De manera que, habrá que tener en cuenta que para los “civilizadores”, el elemento criollo o mestizo del interior argentino es “extranjero” en su propio país, ese país que ellos mismos habían construido soberanamente entregando la sangre de sus hijos en el proceso independentista.

Y de los pueblos originarios, diremos que eran considerados “subrazas”, es decir, elementos que estaban muy por debajo del mestizaje.

Resulta imperdible el pensamiento del abad dominico De Paw (quien además consideraba mediocres a los Egipcios y Chinos), cuando nos cuenta que “…En el clima americano muchos animales pierden la cola, los perros no ladran, la carne de vaca es incomible y, sobre todo el camello se vuelve impotente…”, y remata con lo siguiente: “…lo mismo ocurre con los indios, que son impúberes, muestra de su degeneración, como ocurre con los eunucos”.

Y cuando analiza a los Amautas (sabios incas), sostiene que “… había casuchas donde ciertos ignorantes titulados que no sabían leer ni escribir, enseñaban filosofía a otros ignorantes que no sabían hablar”.

Ahora Voltaire, sí, el mismo, que nos dice: …en América hay pocos habitantes en virtud de los pantanos que hacen malsano el aire y porque sus naturales son perezosos y estúpidos”. “…en América no se ha encontrado un solo pueblo dotado de barba”.  Y, cuando incursiona en la zoología, nos ilustra contándonos que “… en México los puercos tienen el ombligo en el espinazo y los leones son enclenques, cobardes y pelados”. El pensamiento de estos “sabios” europeos está citado por Jorge Abelardo Ramos en su “Historia de la Nación Latinoamericana” Ed. Peña y Lillo, T 1.

La Historia nos ha enseñado, a lo largo de los siglos, que todos los conquistadores han ido desapareciendo en la medida que los pueblos por ellos sometidos han decidido acabar con la opresión. Claro, lo que Galiani no pudo profetizar es que siglos después, es decir hoy, el conquistador posee nuevas y sutiles formas de dominación.

(última parte)

(*) Esta serie de textos es la continuación de “Lanza Seca”– Datos biográficos del Gral. Juan Saá