Escribir desde el interior
Desafíos e incertidumbres que atraviesan Fortuna, Concarán, Quines y Merlo en las voces de algunos protagonistas
Por Matías Gómez
Jorge Engraff
“Por razones laborales, en 1980, me trasladé a Fortuna y aquí comencé a escribir mis pequeños poemas a pedido de mis hijos para presentarlos en algún acto escolar. Luego, ante la aceptación de la gente, fui requerido a presentar obras para actos y fiestas importantes”, recuerda el autor que nació en Bowen, Mendoza.
“Con el paso del tiempo, algunos de mis escritos trascendieron dentro y fuera del departamento Dupuy, y por ende, cuando se conformó el círculo de escritores en Anchorena, me incluyeron como miembro de dicha institución, cuya presidente fue en ese momento Mirta Molina, y apoyando la iniciativa Sonia Zapata, que ocupaba el cargo de intendente comisionado de la localidad.
Fue el mayor auge de la literatura en el sur provincial ya que se desarrollaron varios encuentros de escritores, no solamente de la zona, sino que también concurrieron de distintos puntos del país. Luego de trabajar arduamente se logró editar el libro ‘Poemas’ en donde varias de mis creaciones fueron incluidas, como así también las de otros escritores del departamento”, cuenta el autor.
“Desgraciadamente, ante la disolución del círculo de escritores, la actividad literaria hoy es casi nula, ya que se carece de apoyo y medios para exponer”, agrega Jorge.
“Mi mayor satisfacción es haber participado con el tema ‘Vida, usos y costumbres’, en el libro ‘Historias de Navia’, en donde varios personajes como maestros, enfermeros, policías, empleados rurales y otras personas plasmaron en sus páginas las vivencias de esos tiempos, incluyendo al intendente Osvaldo Olivera y a su secretario José Rodríguez, que no solamente contaron sus vivencias sino que también trabajaron para que esto se hiciera realidad.
Además, realicé esa investigación junto a mi esposa e hijo, con nuestra pequeña empresa de filmación y fotografía, recorrimos no solo lugares de la provincia sino también La Pampa, Córdoba y Mendoza, recabando testimonios. También, gracias al reconocimiento de Nora Cervino que siempre apoyó este proyecto”, detalla.
“Vivir en el sur de San Luis es una inspiración casi constante para crear debido a ese majestuoso paisaje campestre, la tranquilidad y estar rodeado de esa sabia naturaleza donde aún se puede oír el canto de los pájaros en libertad y el sonido de la lluvia que cae sobre los techos de chapa.
Ya van casi 40 años de mi estadía en Fortuna. Lo único que no cambió, y por suerte, es la cordialidad y amabilidad de su gente, creo yo, que ese ha sido el mejor progreso. Uno de mis sueños con respecto al futuro de este pueblo es que se abran nuevas fuentes de trabajo para la gente, y especialmente que la juventud no emigre”, señala Jorge quien continúa aferrado a la tinta y el papel durante este aislamiento.
Miguel Ángel López
“Mi padre había sido minero en Los Cóndores, en las cercanías de Concarán, y con el objetivo de que no se perdieran esos testimonios orales, los fui recabando durante su enfermedad. En esa mina se extraía tungsteno en periodos bélicos y en los sesenta cuando trabajaba mi padre se cerró”, cuenta el autor que fue maestro rural durante diez años “trabajando desde Ushuaia hasta Salta”.
“No tengo rutina de trabajo pero busco estar en un ámbito silencioso para producir más, porque uno tiene las fuentes a mano. De lo contrario, si estoy en otro lugar voy escribiendo borradores”, describe Miguel que además es bibliotecario en su localidad natal.
“Esta pandemia me ha permitido leer más y abocarme a la escritura de cuentos infantiles, que siempre tuve como objetivo relegado, tengo en borrador unos tres cuentos, siempre trato de pintar mi aldea: Concarán, el valle y aledaños”, indica el autor que ha publicado “Los Cóndores”, “Historias de la mina”, “Conlara, valle de palabras”, “Concarán, historias del Valle del Conlara”, “Raíces”. “Casa museo de autor”, y “Barrio Leticia”.
“La cultura en Concarán no ocupa un gran espacio en cuanto a la difusión, incluso no tiene una librería, pero últimamente se está abogando por un lugar propio para la biblioteca pública, hay presentaciones de libros y talleres de escritores”, apunta.
Mauricio Gutvay
“Quines tiene paisajes maravillosos e inspiradores y una gran tranquilidad, pero al mismo tiempo, para los que lo amamos es mucho más, es el lugar que nos cobija a todos, es el sitio de nuestros amores y nuestros sueños, del trabajo y de la amistad, es el lugar más lindo del mundo. Hay diferentes actores que trabajan día a día, engrandeciendo la cultura del norte puntano: músicos excepcionales, grandes artesanos, maravillosos pintores, academias de danzas, escultores”, sostiene el escritor, docente y periodista.
“En esta localidad tenemos a escritoras como Cristina Rodríguez, cultora del realismo mágico que se anima a explorar distintos estilos y ha publicado cinco libros o María Luis Isaac que –a sus lúcidos 95 años- es un faro en el cual nos iluminamos todos. En poesía se destacan Silvia Bocha Leal y Mario Morales.
Hay grandes valores, algunos anónimos, otros un poco más conocidos. Además, hay una hermosa biblioteca que ha sido recuperada hace algunos años y que siempre se mantiene activa”, detalla Mauricio que comenzó a escribir a los diez, y cinco años después integró la Sociedad Quinense de Escritores.
En 2013 publicó “Un gol para Marina y otros cuentos de fútbol”. “En realidad, el fútbol sirve de excusa para hablar de otras cosas como el amor, la muerte, los valores, presentando una galería de personajes que con sus fracasos e inmensas o mínimas alegrías no pasan desapercibidos.
El libro tuvo mucha aceptación, no solo en el pueblo, sino también fue seleccionado en el proyecto Bibliotecas Futboleras. Además, se lee en muchas escuelas secundarias de la provincia, así que estoy muy contento con las repercusiones”, expresa.
Puchi García
Aunque nació en la ciudad capital vive desde pequeño en Merlo. “De chico hacía algunas cosas como para descomprimir la imaginación, siempre supe que en la escritura había una puerta para mí, pero como que no lo creía, entonces en la época de estudiante escribía cuadernos enteros con pensamientos, frases, versos, algunas historias cortas, pero quedaban ahí, hasta que sentí la necesidad imperiosa de sentarme y aprender más del oficio de escribir, así se volvió esta mi forma de vida. Igual la poesía estuvo siempre, soy de un pueblo donde el prócer es un poeta. Leer a Agüero es como habitar el pueblo dos veces”, comparte el autor de 40 años.
“Intento todos los días escribir al menos una carilla, en esa cotidianidad encuentro mi lenguaje, más allá que después espero a que se junten varios textos para leerme y ver qué hay. La literatura es para mí un portal, sin duda que en tiempos de pandemia un portal es muy útil”, expresa Puchi que ha publicado el poemario “Son tiempos de humo”. Asimismo, pronto saldrá “No oscure que aclarece”.
“Trabajé mucho con mi maestra, Silvia Álvarez, para encontrarme en lo que escribía, y esto fue a través del cuestionamiento permanente, rescatando lo decires propios y coloquiales e intentando dejar de lado todas las pretensiones ajenas al texto, y así fui formando un ojo que me va interpelando a la vez que me atraviesa ideológicamente para reconocer la poesía que se quiere decir más allá de mi”, reflexiona.
Nuria Nuy
“La poesía ‘con forma de poesía’ empezó a vislumbrarse por el 2005, año en que asistí a mis primeros talleres literarios en Buenos Aires. Respecto a la forma de percibirla me parece que no es cuantificable ni fácil de explicar. Una está viva, y ese hecho, aparentemente simple y natural, va moldeando en cada sitio y momento formas distintas de percibir la realidad. La poesía es realidad, es ficción, ¡es un híbrido de tantas cosas!”, asegura Nuria que ha publicado “Poesía Clandestina”, “Rodar”, “Clariespacios” y “Abril de piel”.
“La pandemia me modificó algunos síntomas tal vez, esos llamados previos a la escritura, las experiencias que siempre se plasman, aunque con esmero las disfracemos un poco; pero el modo de escribir no lo modifica algo externo. Esas son decisiones o indecisiones muy internas, a veces inconscientes”, afirma la autora que siempre sale de su casa con un cuaderno por si brota la inspiración.
“Puedo olvidarme de muchas cosas pero el cuaderno siempre viene conmigo. Por supuesto que tengo más de uno de distintos tamaños para acoplarlos a mi andar”, agrega Nuria que vive en Merlo hace seis años.
Sobre las posibilidades de publicación, la poeta opina: “Hay que salir a buscarlas y si no se encuentran hay que generarlas. Es decir, si no hay facilidades por parte de organismos, ministerios o políticas que promuevan la difusión de mis obras, puedo explorar cómo hacerlo.
Así publiqué mis últimos tres libros. Es posible reducir los costos a la mínima expresión, viajar por diferentes ferias, participar en librerías, utilizar las redes sociales y todas las herramientas de marketing digital. No fue fácil, no lo es; sin embargo, es posible”.