Reportajes

Vicente Ticona Flores-22-01-2023

Soy Vicente Ticona Flores, nací el 22 de enero de 1977, en Palca, un pueblito a 13 km de La Paz, Bolivia. Viví allí hasta los nueve años, viajamos a la Argentina por el trabajo de mi padre, contratado por una empresa minera en el departamento San Martín. Al cumplir la mayoría de edad volví a Palca a visitar mis familiares y amigos, a partir de allí comencé a viajar de manera continua. Es un pequeño pueblo de unos pocos habitantes donde el tiempo parece detenerse, situado en un valle muy turístico. Al volver la primera vez, junto a un amigo, encontramos todo prácticamente como estaba, fue una fiesta, la mayoría estaban ávidos de hablar conmigo, es que me habían conocido de pequeño y querían saber cómo era vivir en Argentina. Antes de viajar ya había dejado el secundario a muy poco de terminar, me puse a trabajar en albañilería y antes había lavado autos en la plaza, fueron  tiempos anteriores a la restauración de la Plaza Pringles.

Eran lindas épocas, nos conocíamos todas las personas que trabajaban en la zona, no había tantos automóviles, además fui testigo del cambio de sentido en las calles principales del centro. Recuerdo la confitería Piu, sus clientes y sus dueños. Siempre les cuento a mis hijas que yo trabajé allí, sobre esa calle. Actualmente sigo trabajando en la construcción y también sigo aprendiendo de mi trabajo. En uno de esos viajes a Bolivia fui a buscar a quien hoy es mi señora. Sentía que no tenía afinidad cultural con otras personas aquí. A ella la conocí en su pueblo, que está a seis kilómetros de mi pueblo natal, en ocasión de una fiesta. En tres viajes la convencí de que se venga a vivir conmigo.

Tenemos ciertas costumbres en Bolivia, hay que pedir permiso a toda la familia y con testigos de por medio, los padres tienen que estar seguros de que su hija va a estar bien cuidada, así que hay que decir lo que uno tiene para ofrecer y asegurarse que se es honesto. Llegamos a su pueblo al atardecer, junto a mi comitiva, conformada por mi hermano mayor en representación de mi padre, que a la vez era mi garante, mis tíos y familiares.

La novia estaba esperando en una especie de reunión donde estaban sus padres y gente mayor del pueblo que hacían las veces de intercesores, quienes me evaluarían y llevarían adelante el procedimiento. Me hicieron hablar a mí para que describiera mi propuesta, yo simplemente fui honesto, conté que vivía con mis padres, que trabajaba de cinco de la mañana a once de la noche diariamente, que le iba a dar un buen futuro, y finalmente presenté a mi hermano como garante. Me comunicaron finalmente que me iban a conceder la mano. Me recomendaron que no la haga sufrir, que la trate bien, con educación y con respeto, y así finalizó la ceremonia de la pedida de mano. Vivimos un año en San Luis y nos volvimos a Bolivia para casarnos. 

Hace cuatro años que presido la Colectividad Boliviana en San Luis, que se formó allá por el año 1995, donde también fui testigo porque tenía quince años de edad. Fueron momentos en que necesitábamos tener una representación, personería jurídica y establecer vínculos con las instituciones. Hasta que sentí que ya era momento de formar parte de la comisión, en una actividad que está nucleada por el deporte desde el inicio, es la actividad que reúne más gente, donde se escuchan diversas opiniones, lo que me llevó a pensar en por qué no.

Busqué gente que me acompañara, presentamos nuestras propuestas y nos eligieron. Siempre nuestro sueño fue tener un lugar para desarrollar nuestras actividades, estamos en un predio en el parque industrial que conseguimos hace más de veinte años, todo lo fuimos logrando de a poco. Todo lo conseguido y lo que estamos trabajando con el gobierno es gracias a lo que somos en la provincia. Hemos aportado con nuestro grano de arena en todos los rubros como comercio, construcción y otras actividades que nos llevan a ser bien vistos en la Argentina y a tener esos privilegios en la provincia, que tal vez no se da en otras partes del país.

Nos hemos insertado fácilmente por nuestra humildad y manera de trabajar, porque no le quitamos nada a nadie. Trabajamos de sol a sol y nos enfocamos en nosotros, no en los demás. En algunas ocasiones la mirada prejuiciosa de las personas muchas veces son de ignorancia y otras de admiración, porque muchos compatriotas llegan al país y en poco tiempo adquieren su auto o su casa, por ahí está la mirada de algunas personas en ese sentido. ¿Por qué no se puede?, todos tenemos los mismos derechos. Mi sueño o mi anhelo es ser una persona siempre de bien, ser el orgullo de mis hijos. 

Sueños a conseguir de manera personal no tengo, sino vivir bien en familia. Mi señora se llama Adela, Roció Belén es la mayor y Jesica Candela es la menor. Mi sueño en la colectividad es que estemos todos cada vez más unidos, trabajando con transparencia junto a mi comisión con el único objetivo de que cada vez sea más placentero concurrir a nuestro predio, que está abierto a toda la comunidad de San Luis.