Notas Centrales, San Luis, Tertulias de la Aldea

Voces…

A 198 años del fallecimiento, un compilado de miradas en torno al multifacético Juan Crisóstomo Lafinur

Por José Villegas (*)

Un 13 de agosto de 1824 moría el puntano ilustre. Moría de muerte inoportuna, con solo 27 años.

Vaya el homenaje de La Opinión y La Voz del Sud con estos dichos vibrantes:

“… trató de reformar la enseñanza de la filosofía, purificándola de sombras teológicas y exponiendo en la cátedra los principios de Locke y Condillac. Murió en el destierro; le tocaron, como a todos los hombres, malos tiempos en que vivir”.

 Jorge Luis Borges “Otras Inquisiciones”. Obras Completas, T. TI. Barcelona: Emecé, 1996. p. 135-136.

“…Juan Crisóstomo Lafinur fue soldado de las Nuevas Ideas, y plasmó en la Historia su espíritu de libertad”.

“Cuando aparece un personaje tan importante, no hay ningún derecho a borrarlo del espacio y el tiempo. A Juan Crisóstomo Lafinur hay que mirarlo desde la racionalidad”.

Alberto Rodríguez Saá . Gobernador de la Provincia de San Luis. Discurso en la Repatriación de los restos de Lafinur. San Luis, 25 de abril, 2007.

 Conferencia en Colegio Lafinur.

Dios me lo conserve a Ud. Muchos años para que imprimiendo en el corazón de los discípulos tan cristianas máximas, pueda yo decir, como ya lo digo: dichosos tus candidatos que oyen los dictámenes de tu sabiduría y están siempre en tu aula.”

Fray Francisco Castañeda. Carta a Lafinur, 1820.

“¡Cuántos gérmenes, cuantas promesas de talento arrojadas al viento ¡La pluma del que ha escrito, el ojo del que lee, quisieran todavía continuar, cuando el retrato de Lafinur y el de Alcorta ya concluyen. No son más que una sombra escurridiza y vaga; pero nacidos en otros países ellos habrían desenvuelto las fuerzas que llevaban consigo, para esculpir fuertemente sus figuras en la Historia de los filósofos o de los innovadores”.

Nicolás Avellaneda, Presidente de la Nación: Carta a Juan María Gutiérrez. 28 de enero de 1869.

Lafinur no se proponía en su curso formar filósofos meditativos, ni psicólogos que pasasen la vida leyendo, como faquires de la ciencia, los fenómenos íntimos del yo. Quería formar ciudadanos de acción, porque sentía la necesidad de levantar diques al torrente de los extravíos sociales que presenciaba, y de preparar obreros para la reconstrucción moral que exigía la Colonia emancipada”.

Juan María Gutiérrez: “Orígenes de la Enseñanza Pública Superior”. Buenos Aires, 1860.

“Después, cuando enseñaba / vi la filosofía, / como en la culta Europa, / aquí en la patria mía, / tributar me propuse / la alabanza debida / a Lafinur, el joven / a quien con rabia impía / el genio furibundo / del fanatismo mira, / y a quien desde muy tierno, / tierna amistad me liga”.

Juan Cruz Varela, Bs. As. 17 de junio de 1866.

“¡Y Lafinur, disponía del entusiasmo de sus veinte años, de la ingenua confianza del autodidacta, de su palabra fácil y persuasiva y del despejo nacional que habilita para todas las empresas sin prejuicios sobre la mayor o menor competencia!”

Alejandro Korn: “Influencias Filosóficas en la Evolución Nacional”. Buenos Aires. UBA, 1960.

“Profesor de filosofía a los 22 años en el Colegio de la Unión del sud; ingenio vivo y agudo, tan aficionado a la música como a la poesía, ánimo atrevido y combatido, ha dejado incorporado su nombre a la historia de nuestra cultura. Fue una brillante promesa antes que una realidad. No podría hablarse sin exceso de un pensador a propósito del Curso Filosófico que dictó en castellano, el idioma del país, como él decía…

Rafael Alberto Arrieta: “Historia de la Literatura Argentina” T. I . Buenos. Aires.: Peuser, 1958.

“…su posición estuvo siempre muy lejos de las vacilaciones. Lafinur fue sanmartiniano, liberal libertario, americanista y, esencialmente, un revolucionario romántico y humanista. Este Señor de las ideas es, sin dudas, el arquetipo, el puntano de la acción trunca y la gloria eterna, aquel a quien Víctor Hugo hubiese hecho su amigo, y Moreno su discípulo”.

José Villegas: “Lafinur, la logia y San Martín”. El Diario de la República, 15 de mayo, 2007. p. 11-12

Restos de la casa de Lafinur en La Carolina, San Luis.

“El genio vivo de Lafinur, la despreocupación de sus doctrinas en filosofía, la libertad que usaba en sus opiniones políticas, ya hablando, ya escribiendo; lo lanzaban muchas veces en la exaltación, en la polémica más comprometedora…”.  Y así, “…para perderlo, para quitarle la cátedra y desterrarlo del país, emplearon cuantos inicuos medios les vinieron a mano.”

Damian Hudson:“Recuerdos Históricos de la Provincia de Cuyo”. Mendoza: Imprenta Juan Alsina, 1898.

“Poeta precursor, poeta soldado, señalador de caminos, iluminador de distancias. A pesar de su paso por la existencia como un meteoro fugaz, su nombre estará escrito por siempre en la leyenda y la Historia”.

Hugo Arnaldo Fourcade, San Luis, agosto de 2007.

“Para nosotros su mérito no está en la obra propia y original, para lo que no tuvo tiempo, sino en su talento de asimilación, en su propaganda sincera, en su acción decidida, en su constancia apostólica, serena y levantada, cuando propiciaba el advenimiento de las ideas adelantadas del siglo…”

Juan W. Gez: “El Dr. Juan Crisóstomo Lafinur”. FES: San Luis, 1996. p.127

 “… la historia de la evolución mental argentina quedaría incompleta si en ella no hiciésemos un lugar a Lafinur”.

 Roberto Federico Giusti: “Homenaje a Juan Crisóstomo Lafinur”. Nosotros, T. XL, agosto de 1924. Nº 183, p. 553.

“Él laicizó la cátedra, desde el traje del maestro que antes fue clerical, hasta en las ideas, que también lo fueron.

La incipiente doctrina de Lafinur, que pareció más subversiva por ser nueva, se inicia como una simple reacción contra el escolasticismo, y concluye en la enseñanza del sensualismo de Condillac y el ideologismo de Destutt de Tracy”.

“Sólo un talento natural, nutrido, flexible y claro, puede haber compensado esa brevedad de su vida, hasta conferirle una celebridad centenaria”.

Ricardo Rojas: “Historia de la Literatura Argentina” T. : Los Proscriptos. Buenos Aires: Kraft, 1924.

“Juan Crisóstomo Lafinur es el más grande héroe civil de la puntanidad”

Edmundo Tello Cornejo, Villa Mercedes, San Luis. Julio de 2007.

“Fue un permanente expulsado y al final de sus días un exiliado intelectual. Pero ha sido San Luis, como cuna de su vida, la tierra que asumió su legado como propio y rescata esa luminosa porción de eternidad que reflejan sus poemas”.

Gustavo Romero Borri; Discurso en Casa de Gobierno. San Luis 25 de abril de 2007.

“… que una persona tan joven haya mostrado sus dotes, su capacidad y su rebeldía frente a lo establecido. Yo creo que él fue sin dudas un agente de cambios y creo que en ese sentido tenemos que valorarlo porque significó mucho para aquellas generaciones de argentinos”.

Carlos Abhiaggle. Embajador Argentino en Chile. Cementerio General de la Recoleta, Santiago de Chile. 25 de abril de 2007.

 “Lafinur era excelente pianista como aficionado. Sabía, poco menos que de memoria, todo lo que Haydn, Mozart y Dusek habían escrito para piano. Sin tener buena voz, cantaba bastante bien. Cuando se sentaba al piano era inútil llamarle la atención a otra cosa: era sordo y mudo, y se le hubiera tenido por una estatua sin los movimientos de la cabeza y la espalda que manifestaban sus impresiones”.

José Zapiola: “Recuerdos de Treinta Años”. Santiago de Chile: Editorial Francisco de Aguirre, 1860.

“Tenía D. Juan Crisóstomo  (en 1820) el aire inocente, soñador de un niño grande. Dulces, dilatados, infantiles los rasgados ojos azules, fáciles al éxtasis como ojos de cantor; pequeña la boca, finos los labios, correcta la nariz –correcta y muy formal; largas las patillas, y el resto del rostro afeitado, sin bigote ni barba; llenos los carrillos, y la garganta delicada, muelle, garganta de sochantre, parienta de la del pájaro. Angelote soltero, de genio plácido y parejo, de humor realmente filosófico; elegante, de buen talle; los negros cabellos –impensado contraste con los ojos azules- recién peinados, o, para decirlo mejor, recién despeinados, pues adrede se los dejaba caer en desaliño flequillo sobre la ancha frente”.

Arturo Capdevila: “El Padre Castañeda, Aquel de la Santa Furia”. Buenos aires: Espasa Calpe, 1933.

“Se ha propuesto hacer de las luces, del saber natural y de la razón, instrumentos de acción ciudadana.

Promover los progresos materiales y culturales de su patria, estremecida por intereses mezquinos, es su doctrina confesada públicamente; “terminar con las discordias nacidas de la ignorancia, del prejuicio, de la rutina y de la intolerancia”

Delfina Varela Domínguez de Ghioldi: Juan Crisóstomo Lafinur. Una Cátedra de Filosofía. Tesis, MCMXXXIV.

“En Buenos Aires no hubo Universidad hasta 1821. Ya en 1819, en el colegio de la Unión del Sud, que antes fue Colegio de San Carlos, anexado a la Universidad, Juan Crisóstomo Lafinur, -poeta y filósofo que solo contaba con veinte y dos años-, había levantado su cátedra de ideología, fustigando el escolasticismo y secularizando la enseñanza filosófica para guiar a la juventud por senderos nuevos”.

Alfredo Palacios: “La Universidad Nueva”. Buenos Aires: UBA, 1947.

 “… dicen que en Chile ha habido hombres inteligentes y hábiles; pero ninguno se ha parecido a Lafinur”.

Eulogia Nieto (esposa de Juan Crisóstomo), Santiago de Chile, 1890.

(*) NOTA: las opiniones vertidas por estas personalidades fueron rescatadas, seleccionadas y compiladas por el Prof. José Villegas para el apéndice documental del libro: “Juan Crisóstomo Lafinur, el Señor de las Ideas”.

 
 
En el lugar se encuentran los restos de Juan Crisóstomo Lafinur, antepasado de Jorge Luis Borges. Las construcciones
en piedra representan un tablero de ajedrez y un laberinto.